Tal vez haya sido una monada vanguardista: el nenito con la camiseta de San Lorenzo tirándose del tobogán sin saber que bajo sus pies, cerca del tobogán, pegado a la hamaca, podía haber una pila de cadáveres. Cuervo tenía que ser. La cosa es que el nene volvió a subirse. Una y otra vez. Y sonriendo…