En 1871, cuando arreciaba la fiebre amarilla, se creó una necrópolis provisoria para receptar los fallecidos por la epidemia; años después, allí se inauguró el espacio verde; los vecinos advierten que se escuchan las voces de espectros que aún advierten sobre los peligros de la enfermedad que los llevó a la tumba. Aquellos desprevenidos que…